REAL HERMANDAD DEL
SANTÍSIMO CRISTO DE BURGOS
BURGOS . ESPAÑA
El Santísimo Cristo de Burgos es una de las devociones más extendidas desde la época medieval. Su culto fue creciendo entre los fieles cristianos con el paso del tiempo. Hasta el punto de que, en el siglo XVIII, era considerada la segunda mayor devoción en España después de la de Santiago de Compostela.
SITUACIÓN DE LA IMAGEN EN LA CATEDRAL
La imagen del Santísimo Cristo de Burgos se encuentra actualmente en la capilla del mismo nombre de la Catedral de Burgos. Es una talla gótica que representa a Jesús muerto en la Cruz.
La figura es articulada y en ella se emplean materiales muy singulares para la imaginería medieval. Esto le confiere un aspecto extremadamente realista. Solo se conservan cuatro imágenes de estas características y de esta cronología en España. Además del Santísimo Cristo de Burgos, los de Finisterre, Orense y Palencia o de Burgos.
La importancia de la obra y su extendida veneración han hecho que se haya visto siempre envuelta en la leyenda, empezando por su milagroso hallazgo. He aquí la apasionante historia del Santísimo Cristo de Burgos.
La talla del Santísimo Cristo de Burgos responde a la tipología de crucifijos articulados. Su característica principal es la de mover los brazos. La existencia de este tipo de imágenes se explica en relación a la liturgia medieval.
En concreto con las ceremonias de Viernes Santo en las que se recreaban los diferentes momentos en la pasión y muerte de Jesús.
El Santísimo Cristo de Burgos mantiene el cuerpo vertical, los brazos casi en horizontal y las manos curvadas. Tiene la cabeza ladeada sobre el hombro derecho, cayendo por él parte del cabello. Lleva ceñida la corona de espinas y mantiene la boca y los ojos entreabiertos.
Lleva ceñida la corona de espinas y mantiene la boca y los ojos entreabiertos.
Los pies, superpuestos, cuentan con un solo clavo. Finalmente, a los pies de la cruz, presenta tres huevos de avestruz, de los cinco que llegó a tener.
Los huevos pudieron ser traídos de África por un mercader y se colocaron, como muy tarde, en el siglo XVII en que el pintor Mateo Cerezo los representa en sus cuadros.
La única vestimenta que porta es una larga faldilla de terciopelo que le cubre casi por completo las piernas. El faldellín se cambia en función del color que corresponda al ciclo litúrgico.
Por sus características, el Cristo de Burgos sería una obra de la segunda mitad del siglo XIV. A estas fechas se adscribe el grupo más numeroso de Cristos articulados europeos. En 1399 ya contaba con devoción. Por lo tanto, es anterior a esta fecha.
Más complicado es dar con su procedencia. Las singularidades que presenta le alejan de la tradición escultórica española. Su policromía delata el posible origen flamenco. Aunque no se conservan imágenes similares en Flandes de esa época. Las importantes relaciones comerciales entre Burgos y Flandes, explicarían su llegada de la mano de un comerciante burgalés.
La restauración del Cristo de Burgos puso de manifiesto la gran calidad técnica de la escultura por su perfecta imitación de un cuerpo humano. También la complejidad de sus artificios y la diversidad de materiales empleados.
Está tallado en madera de pino, cubierta con piel de bovino.
La piel se adhiere a la madera con cola y tachuelas.
Sobre ella, se han aplicado veladuras de pintura al óleo para evitar que se cuartee y aumentar su elasticidad. Así da la sensación visual y táctil de que se trata de un cuerpo humano real.
Las heridas y llagas en relieve cubren todo el cuerpo. Esto aumenta el realismo y la sensación de dolor. Durante las tareas de restauración se descubrió que en el interior del torso hay una pequeña calabaza. Se comunica con un conducto con la llaga del costado. De este modo se podía simular que la talla sangraba.
Las heridas y llagas en relieve cubren todo el cuerpo. Esto aumenta el realismo y la sensación de dolor. Durante las tareas de restauración se descubrió que en el interior del torso hay una pequeña calabaza. Se comunica con un conducto con la llaga del costado. De este modo se podía simular que la talla sangraba.
También, en el siglo XIX, se llegó a señalar que su piel era humana o que se trataba de un cadáver momificado. A tal extremo llegó la rumorología que el arzobispo de Burgos, Anastasio Rodrigo Yusto, encargó un estudio para determinar su composición.
La cabeza y las extremidades están hechas de manera independiente. Se adosan al cuerpo mediante abrazaderas de hierro. De ese modo, el cuello, las piernas, los brazos y hasta los dedos de las manos se pueden mover. Los mecanismos de articulación se disimulan con lana picada y piel.
El cabello, el bigote y la barba son de pelo natural. Las uñas, que parecen naturales, están hechas con asta de animal curvadas mediante calor.
Los ojos no están esculpidos, sino pintados al óleo y los dientes son postizos. El uso de postizos es absolutamente novedoso en la imaginería gótica y no volverá a aparecer hasta el periodo barroco.
El realismo de la imagen y el modo en que se presentaba a los fieles hizo que enseguida surgieran leyendas entorno a ella. En los textos de la época se podría leer que al Cristo de Burgos le crecían el pelo y las uñas, que sudaba y que sangraba por sus llagas.
Obviamente, si le crecían pelo y uñas, había que afeitarlo y cortar sus uñas con cierta regularidad. Sobre lo que no se ponen de acuerdo los textos es sobre si cada quince o cada ocho días.
Comerciantes burgaleses crearon en el siglo XVI la Hermandad del Santo Cristo de Burgos en Sevilla, existente aún. En la localidad de Cabra del Santo Cristo (Jaén) lo tienen por patrón. Países tan distantes de Burgos como Filipinas, Méjico, Venezuela, Perú o Bolivia conservan aún culto y copias del Santo Cristo de Burgos.
El Santísimo Cristo de Burgos es la imagen burgalesa que más devoción ha despertado en España y fuera de ella.